Como ya estudiamos, las mayores influencias que tenemos en
nuestro contexto social comienza en la familia, después la socialización se
realiza en la escuela y, de ahí, en el grupo de amigos y la pareja. En estos núcleos
comenzamos a establecer interacciones.
De acuerdo con la Real Academia Española, una interacción
“es una acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes,
fuerzas y funciones”. En este caso los objetos o agentes, por llamarlos de
alguna forma, son las personas. La interacción social es una necesidad humana
que consiste en el comportamiento comunicativo global de los individuos
relacionados entre sí. A través de este comportamiento se establece una
influencia mutua y los involucrados adaptan su comportamiento frente a los
demás, y es gracias a ello que podemos convivir.
Tal interacción es inevitable, es decir, todos los días la
establecemos en situaciones tan comunes como cuando platicas con
tus compañeros y tu docente en clase, al chatear, al enviar mensajes a través
del celular, al bailar, entre muchas otras.
Tengamos presente que en las relaciones interpersonales
pueden surgir ciertas inconformidades o desacuerdos debido a las formas de
pensar, a nuestras creencias religiosas, ideologías políticas, intereses,
etcétera, pero debemos tener presente que cuando surgen estos conflictos
debemos tomar en cuenta valores como el respeto, la tolerancia, la equidad y la
justicia, entre muchos otros.
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